Si me han leído antes lo sabrán: me encantan los elsewords.
El canon está bien, supongo. Siempre es divertido adentrarse en las largas historias que han construido diversos autores en torno a un mismo personaje o grupo de estos. Pero el “¿qué hubiera pasado si…?”, siempre va a ser uno de mis géneros favoritos.
En este aspecto, DC se excede en portafolio. Es poco decir que algunas de las mejores y más icónicas obras de la casa editorial nacieron de este modo. Entre estas, un clásico del que me vine enterando casi por casualidad (lo encontré en medio de una colección de DC que compré hace tiempo): “El Clavo” (The Nail), escrito por Alan Davis e ilustrado en compañía de Mark Farmer.
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Liga de la Justicia: El Clavo (Alan Davis, Mark Farmer) |
El título, que enmarca la premisa de esta obra, viene de un proverbio europeo del siglo xv (por lo que estuve leyendo), que narra la derrota de una casa inglesa en medio de la guerra. “Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió, por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió, por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió, por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió, y así como la batalla fue que un reino se perdió, y todo porque fue un clavo el que faltó”.
En el contexto de la historia que nos convoca, el clavo es, como a juicio de a muchos, la pieza clave que da origen a La Liga de la Justicia, que sirve de inspiración para el origen de muchos de sus contemporáneos, quizá el héroe más icónico de todos los tiempos, nuestro querido Superman.
Les invito a preguntarse, ¿qué hubiera pasado si la nave en que Kal-El viajaba a la Tierra hubiera seguido una trayectoria sutilmente diferente? ¿O si el matrimonio Kent no hubiera decidido quedarse y criar a este niño? Incluso más sutil, ¿si simplemente no pudieran acercarse al caso al extraño ruido que los habría guiado hasta los campos de Smallville?
Todos estos escenarios cambian el transcurso del canon tal y como lo conocemos. ¿A qué nos enfrentamos? A una Metrópolis que no ve nacer al más grande de los superhéroes, a disposición del magnate Lex Author. Un mundo sin su más importante referente de esperanza. Una Liga de la Justicia sin la cohesión para trabajar como un verdadero equipo.
Por otro lado, y si bien este otro concepto lo hemos visto otras veces en distintos medios, Lex Luthor encabeza el movimiento No-Meta Humano, quienes les han declarado la guerra a los superhéroes. Entre los miembros de esta agrupación se encuentra el mismísimo Jimmy Olsen, quien sirve como rostro de la ideología. En sus palabras, y tras su experiencia, La Liga de la Justicia no son héroes y no le hacen ningún bien a la sociedad, perjudicando incluso a los verdaderos héroes, los hombres comunes que quieren hacer el bien.
“Dimos por sentad que eran humanos, como los héroes de la época dorada. Humanos dotados de superpoderes”
En este escenario, los autores nos presentan una realidad que, a pesar de haber sido escrita a finales de los 90s, sigue siendo demasiado contingente: el poder y control de la prensa. La mala reputación de Liga, que ha ganado popularidad gracias al poder mediático del movimiento anti-meta. Así, las tensiones entre el equipo de héroes empeoran, poniendo en juego los principios y compromisos que habían acordado en un inicio, entre estos el uso de identidades secretas.
Hal Jordan trae a la mesa una propuesta, algo que hoy en el rubro de las comunicaciones llamaríamos un “control de crisis” o “lavado de imagen”. Contratar a la periodista ganadora del pullitzer, Lois Lane, para exponer su versión de la situación.Si bien “El Clavo” atrae a los lectores a partir de una premisa centrada en la ausencia de Superman (que no deja de ser interesante por mucho que lo leamos en distintas obras), la verdad es que su interpretación del poder de la prensa, la manipulación de los medios, las campañas de odio, y los fanatismos fascistas, está tan bien trabajada que no puedo dejar de destacarlo.
Ahora, claro que el conflicto trasciende de la forma usual en los cómics: fuera de nuestro planeta. Sin embargo logra equilibrar la crítica social con la naturaleza extraordinaria del cómic de superhéroes.
Los capítulos reúnen una cantidad increíble de personajes de dc que coexisten sin caer en lo forzado, y aborda las dudas que se generan al adentrarse a esta historia. Si los Kent no encontraron la nave, ¿qué fue de Kal-El? ¿Qué rol cumpliría en este universo distópico? ¿Cómo lo afrontarán los distintos equipos?
Por otro lado, y no menor, este cómic abarca algunos de los momentos más críticos, sensibles, deprimentes, crueles e incluso perturbantes de nuestros personajes favoritos, que dan una interpretación muy interesante, fuera de lo que acostumbramos, pero al mismo tiempo respetando el canon de cada uno de ellos.
Como siempre, los invito a buscar la compilación que reúne las mini series “El Clavo” y “Otro clavo” (6 números en total) y leerla con detenimiento. Vale cada momento.