No porque sea Disney se significa que se trata de una obra maestra, claro que la probabilidad es alta, pero no absoluta, sobre todo si se trata de secuelas. Sé que parece una forma muy pesimista para empezar una reseña, pero admito que fue uno de mis primeros pensamientos al estrenarse Frozen 2.

¿Por qué? porque creo que podemos contar con los dedos de una sola mano las secuelas de Disney (excluyendo Pixar) que han resultado un verdadero éxito. Realizar un proyecto como éste teniendo en cuenta que la magia de estas películas no parecen aguantar más de un estreno, y que incluso muy pocos han logrado si quiera llegar a la pantalla grande me pareció, por decir poco, riesgoso.

Riesgoso no en el sentido económico, por supuesto, porque los más niños (público que entrega las mayores ganancias mediante la compra de juguetes) no suelen ser muy críticos con las películas que ven; si no más bien riesgoso refiriéndome a la integridad de la compañía.

No es una sorpresa que estas franquicias infantiles se extiendan hasta no dar más, pero hay distintas formas de hacerlo. Frozen ya lo estaba haciendo con su esporádica serie de cortos, otras producciones muy exitosas como Enredados y Big Hero 6 lo han hecho en formato para serie de televisión, mientras que otras como Ralph el Demoledor lo han hecho con secuelas directamente al cine; camino que Frozen decidió seguir.

Ahora, dejando de lado mis prejuicios, y ya habiendo visto la película hace un tiempo, creo que hay muchas cosas Disney ha aprendido de sus errores pasados, lo que es muy notable, pero en mi opinión no es suficiente.

Lo que respecta a la animación es un punto a favor que nadie puede discutir. Los avances que han implementado en los detalles de su modelaje 3D son hermosos, y el trabajo detrás de los escenarios y efectos cumple con todos los estándares de Disney. El diseño de personajes está mucho más trabajado que en la anterior entrega (lo que ya es mucho decir) y el especial cuidado de los movimientos y expresiones faciales le entregan a la película un montón de pequeños secretos que descubres solo prestando mucha atención.

No obstante, ninguna película se compone solo por su imagen.

Un conflicto que convierte la película tanto en secuela como precuela.

El viaje de descubrimiento de Elsa no ha terminado. La Reina de Arendelle no parece estar del todo tranquila con su posición en la historia, y aunque hace todo lo posible por conformarse con ello (lo que es el foco del tema principal de esta película, Into the Unknow),  su inquietud es mucho más fuerte, y las preguntas que tiene sobre ella misma, el origen de sus poderes, y su lugar en el mundo la llevan a despertar los espíritus que la empujarán nuevamente a la aventura.

A partir de esto, la historia se cuelga en varias ocasiones de su predecesora, y cuenta con variados y divertidos guiños a la primera película, lo que si bien no está del todo mal, distrae un poco de lo que, se supone, tendría que estar pronto a pasar. En parte, eso también se debe a que la película en general avanza muy poco, pues todo el viaje es para descubrir lo que fue "antes de": antes de que Elsa y Anna nacieran, antes de que sus padres murieran, antes de que estos siquiera se conocieran. 

Todo el viaje es un descubrimiento del pasado, que responde las preguntas que la primera película no consideró importantes para la trama,  y no es hasta el final que por fin tenemos avances en la relación de las hermanas, sus amigos y, principalmente, la liberación y empoderamiento total de Elsa.

Todo aquello me parece una muy curiosa forma de entrelazar las anacronías temporales que completan el mundo de Frozen, también añadiéndole un poco más de complejidad a la narración de la historia, lo que en sí me gustó mucho dado que hasta en la misma película se dice, literalmente, que todos quienes vieron la primera película, ya han crecido bastante... pero algunas cosas nunca cambian, y se esperaba que volvieran por la secuela (funcionó conmigo).

Piezas musicales mucho más fuertes, pero que no repitieron el fenómeno.

Hablando de eso, me atrevo a decir que la canciones que dan vida a este musical animado varían mucho más que en la primera entrega, hay números simples, serios, emocionantes y otros simplemente muy graciosos (el sencillo de Kristoff se lleva todos los reconocimientos en eso último),  que si bien no aportan mucho a la narración al menos salvan por las risas. Pero a pesar de eso, Frozen II no logró generar el impacto que en su momento logró Frozen con Let It Go, no con Into the Unkown ni con Show Yourself, que en eran las dos grandes candidatas para canción infantil del año.

¿Buena? ¿Mala?

En fin, creo que esta película fue una apuesta interesante, sobre todo sabiendo la mala fama que tienen la secuelas de la compañía, pero que supo hacer algo bello estética y musicalmente, profundo y emotivo en narración, pero un tanto flojo en su ejecución, teniendo que afirmarse demasiado en referencias a la primera película para lograr asegurarse la conexión con el público, y no atreviéndose a brillar al 100% por sí sola.

La película me gustó como me gusta todo lo que hace Disney, pero creo que su ausencia en los Oscars de este año fue algo que vi venir por su falta de brillo propio. De todas formas, si aun no la han visto, les dejo el trailer para que terminen de decidir por sí mismos si se animan o no; y si ya la vieron, cuéntenme ¿qué les pareció?